Público: ¿No se puede manipular para convertirse en una mejor persona?
Stan Brakhage: No, los gurús han ganado una buena fortuna en este país con ese razonamiento. Y sí, respondiendo a tu pregunta, todos manipulamos a todos, espero que sin mala intención y de forma natural. Pero siempre hay un peligro. Hay una frase que dijo alguien: "No me importa que me usen si me usan por completo". Ahora hay una cierta belleza en ello, en otras palabras, alguien que te conozca lo suficientemente bien, alguien que te usara por completo, te amaría de una manera muy profunda. Quizás haya algo equivocado en eso, ¿pero quién podría asegurarlo?
Mi idea consistía en hacer un cine que fuera autónomo, que fuera un mundo en sí mismo, en el que todo fuera tan integral que quien lo esté viendo pudiera quedarse a un lado y tener una visión desde el exterior, que pudiera verlo sin ser, en el sentido habitual de la palabra, manipulado. Por supuesto, no consigo lograr este ideal, pero el límite al que creo que alguien puede llegar persiguiendo este ideal es el límite de cualquier experiencia estética posible, y eso para mí supone una esperanza muy valiosa. Me gustaría vivir experiencias estéticas y me gustaría poder ampliar esas posibilidades a otras personas.
Cuando voy a ver películas, me gusta que me manipulen, si no, no iría, por lo que me entrego por completo, además de que vivo en una ciudad en la que no puedo elegir demasiado. Por lo tanto, dejo mi mente crítica a un lado tanto como puedo y me abro a lo que la película es. Pero cuando voy a un concierto o a un recital de poesía o cuando miro un cuadro o una película que pretende ser una obra de arte, quiero y espero justo lo contrario, y creo que es normal. Espero que me dejen una mayor libertad como para ver o escuchar por mí mismo, sin ser manipulado.
Publicado originalmente en Millenium Film Journal N° 47 / 48 / 49, otoño - invierno, 2007 - 2008.